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INAUGURACIÓN DE UN MONUMENTO AL GENERAL CARLISTA JERONIMO GALCERAN TARRES

INAUGURACIÓN DE UN MONUMENTO AL GENERAL CARLISTA JERONIMO GALCERAN TARRES


Esta breve pincelada histórica la hice con motivo de la inauguración de un monumento en la memoria del general carlista Jeroni Galceran.
Sobre este general, y de otros familiares suyos, publique en catalán un libro titulado Los Galcerán de Prats de Lluçanés. Idealistas, herores o bandoleros, editado por el Ayuntamiento de Prats de Lluçanès en 2021

Hace casi treinta años, la que después sería mi mujer me comentó, orgullosa, que un pariente suyo salía a la Enciclopedia Espasa. La verdad es que en aquella época no hice mucho caso, pero con el paso de los años, supongo que esa pequeña chispa me quedó dentro y cuando muchos años más tarde, por motivo de trabajo fui a Prat de Lluçanès, se encendió y me creó un deseo de averiguar quién era aquel hombre que salía en aquella enciclopedia: Jeronimo Galceran Tarres.
Su abuelo, de nombre también Jerónimo, había sido concejal del ayuntamiento de Prats, pero tuvo que abandonar la finca familiar debido a sus tendencias realistas. Más tarde fue desterrado a Igualada y cuando estalló la primera guerra carlista, estuvo encarcelado casi dos años en el último piso de la rectoría, junto con buena parte de su familia.
Su padre, José, hombre de una buena posición económica se dedicó en cuerpo y alma a la causa realista. Había sido oficial, alcanzando el grado de teniente coronel, lo que nos demuestra que estaba dotado para el mando.
Una vez licenciado del ejército, se dedicó a la vida familiar, ejerciendo el oficio de administrador de correos.
Desgraciadamente, su esposa murió y es cuando José vió reavivar en él la llama realista. Invertió parte de su patrimonio en formar su propio batallón, del que él era el comandante y su hermano el ayudante, y se dedicó a la guerra de guerrillas, acosando a los liberales. Fruto de todo ello, no es de extrañar, que a la muerte de Fernando VII, fuese el primer catalán en levantarse en armas y apoyar la causa carlista. A partir de aquí se convierte en un hombre bastante perseguido por el ejército isabelino.
Como no pueden con Josep, entonces la venganza se vuelve contra su familia, contra sus padres y contra sus hijos, que son encarcelados. Y también contra sus propiedades que son embargadas, saqueadas y por último quemadas.
Su aureola de héroe crece por todo el pais y muchas veces se le da por muerto, pero siempre vuelve a reaparecer. Al terminar la guerra, junto con otros cabecillas carlistas y familiares pasa a Francia.
Es en este ambiente, en el que crece el hijo de José, Jerónimo.
A los dos años ya fue expulsado de su casa, más tarde estudió primeramente en Cervera y después en Manresa. A los catorce años fue tomado como rehén y amenazado de muerte, junto con sus abuelos, pero consigue escapar y reunirse con su padre. Es a partir de ese momento que empieza su carrera militar. Apadrinado en un primer momento por el General Conde de España, fue alférez de granaderos antes de cumplir los veinte años, y a los veinte y siete capitán bajo las órdenes de Cabrera, llegando con el paso de los años llegó a alcanzar el grado de coronel.
Sus acciones bélicas, reforzadas por su carácter afable y cordial y por su valor hicieron de él un hombre de leyenda. Al igual que su padre, lo sacrificó todo por la causa.
A su muerte, fueron muchas las muestras de condolencia en la armada carlista. El comandante General de Catalunya, Francesc Savalls envíó una carta a todos los ayuntamientos para que ofrecieran derecho de bagaje a la viuda. Y el propio Alfonso Carlos, hermano del pretendiente al trono, envíó de puño y letra a la viuda el nombramiento póstumo de Brigadier.
Pero su recuerdo no se olvidó, sino todo lo contrario, y muestra de ello es que 39 años después de su muerte, en este lugar donde nos encontramos ahora, muy cerca del lugar donde fue herido de muerte, se le levantó un monumento de piedra, coronado por una cruz de hierro.
La inauguración se hizo el 23 de junio de 1912 y se convirtió en una gran fiesta de los tradicionalistas. Según datos de la época se llegaron a reunir cerca de 15.000 personas, venidas de todos los punto de Cataluña. Por eso se organizaron trenes especiales que vinieron desde Tarragona y Lerida hasta Barcelona, y de la estación del Norte de esta última, todos juntos hasta Torelló, fin del trayecto en tren.
Y que mejor para describir el viaje, que transcribir las palabras de uno de los periodistas que asistieron al encuentro.
"...para calcular el número de expedicionarios es preciso tener presente que el tren de las seis llevaba el numero maximo de unidades y que todos y cada uno de los vagones fueron ocupados completamente....En los departamentos de primera realizaron el viaje las autoridades del partido.... los vagones de segunda fueron ocupados por los oradores, periodistas y representaciones de entidades y en los de tercera seguia la masa de nuestro partido....."
"... en las estaciones de tránsito iban agregandose a la expedición numerosos tradicionalistas........ en Vich sobretodo, una multitud incontable invadió el tren i fue preciso añadir al convoy unos diez vagones....".
Desgraciadamente, en el transcurso de la última guerra, el monumento fue destruido. Pero hoy, nueve décadas más tarde, volvemos a repetir aquel acto, que aunque no ha reunido tantísima gente, no por ello deja de tener el brillo y el simbolismo que rodearon el primero.
Y nada más, queda solo, en nombre de la familia, agradecer al ayuntamiento de Les Masies de Voltregà, a su alcalde y a todas las personas que han hecho posible que este monumento volviera a renacer de sus cenizas.
Gracias

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