Libros

PEDRO ABREU. UNA VIDA APASIONANTE

PEDRO ABREU. UNA VIDA APASIONANTE


Editado por Editec, en 2014

Artículo aparecido en el periodico El Punt, el 30 de marzo de 2014, bajo el título «Pedro Abreu y Banyoles», firmado por Ramón Esteban, y en el que el periodista hace una descripción del libro.

Artículo aparecido en el periodico El Punt, el 30 de marzo de 2014, bajo el título «Pedro Abreu y Banyoles», firmado por Ramón Esteban, y en el que el periodista hace una descripción del libro. En la década de los sesenta y setenta, en Banyoles vivió un hombre que rompió esquemas. Hizo amigos y enemistades y dejó un legado importante. Se llamaba Pedro Abreu y se le recuerda principalmente porque dio un impulso determinante al deporte del remo en Banyoles, gracias a su aportación económica, incalculable, para la formación y el mantenimiento de decenas de jóvenes deportistas, que gracias a él tuvieron estudios superiores. Coincidiendo con el décimo aniversario de su muerte, antiguos remeros que habían sido tutelados por Abreu, con la colaboración de varias empresas, entidades e instituciones, han editado un libro, la biografía Pedro Nolasco Abreu. Una vida apasionante, escrita por Joan Anton Abellan.

Abreu había nacido en 1933 en San Sebastián, aunque en aquellos momentos su familia —originaria de Cuba— estaba establecida en el País Vasco del norte. Antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, los Abreu emigraron a Cuba, y en 1959, a raíz del triunfo de la revolución castrista, fijaron su domicilio en Ginebra. En el lago Lemann se aficionó al esquí acuático, un deporte que le condujo a Banyoles a mediados de los años sesenta. Explica Abellan que en el club natación lo recibieron con los brazos abiertos ya que colaboraba en todos los niveles —también económicamente— en las actividades de la entidad, a cambio de nada. Tenía un piso, pero iba a comer al Rancho Grande (la actual can Xabanet ), donde hizo amistad con los remeros españoles que se preparaban para los Juegos Olímpicos de 1968. Cuando el equipo se disolvió, Abreu se hizo cargo de unos cuantos de aquellos remeros. Administrador de la gran fortuna familiar, aquel mecenas fue adoptando jóvenes (llegó a tener un centenar a su cargo) a los que les pagaba el alojamiento y las comidas, les compraba material y ropa, los llevaba a hacer revisiones médicas en Barcelona y les pagaba los estudios. «Montó una especie de centro de tecnificación. Muchos remeros de éxito pudieron estudiar gracias a él, desde Fernando Climent Manolo Bermúdez, pasando por Jaume Masó, Josep Pardàs, Benet Angelats, Iñaki Frade [...]» , señala el autor del libro. Pero Abreu no caía bien a un sector de Banyoles. En la biografía se cuenta la anécdota, muy ilustrativa de su talante, que compraba filetes de ternera para sus perros y que llegó un día en que el carnicero se negó a venderle, por el agravio que suponía para a su clientela. Tras fracasar en el intento de crear una fundación en Banyoles, Abreu comenzó a invertir sus recursos en el club de remo de Orio, ciudad guipuzcoana donde acabaría casándose y fijando el domicilio. En 1980 fue secuestrado por ETA, que lo liberó al cabo de dos meses, presuntamente, a cambio de una buena cantidad de dinero. A raíz de ese hecho, Abreu volvió a Ginebra, donde murió en 2004.

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